3.2.10

De eso se trataba, de un movimiento sutil, de un viento suave y un aroma dulce, de cabellos al viento, dibujando una parábola, de una sonrisa que no para de crecer.

La multiplicad de sentidos. Los distintos tonos del cielo. Las formas monumentales y fantásticas de las nubes. La táctica del movimiento genial. El mareo visceral al cerrar los ojos. Ir y volver. Reir y re-volver. Sentir el viento en la boca abierta, el aire de lleno en los pulmones, inflando corazones. Jugar con quien sepa jugar... dejarse llevar.

Tarde más de 6 meses en presentarlo a mis amigos, casi un año en invitarlo a cenar con mi vieja y mis hermanas, y mucho más que eso en conocer a su familia. El lo entendía, supo las reglas desde un principio. Fue ir de a poco, pero pisando firme en cada momento. No hubo errores.

El conocía el juego... mucho mejor que yo.

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